-La ganadera que lloraba por sus toros. En una dehesa de las lejanas tierras de Jaén, vivía una joven muchacha llamada María. Allí criaba toros de lidia, y cada vez que en la plaza le indultaban uno, a ella se le saltaban las lágrimas al constatar el extraordinario nivel de coraje, bravura, porte y trapío del animal que había cuidado desde pequeño. Debido al esmero y pasión con que cuidaba a sus toros, hasta en siete ocasiones lo consiguió. Algo verdaderamente extraordinario.
Texto anterior editado: En una dehesa de las lejanas tierras de Jaén, vivía una joven muchacha llamada María. Allí criaba toros de lidia y cada vez que en la plaza le mataban uno, ella lloraba amargamente la pérdida del animal que había cuidado desde pequeño. Así que para remediarlo decidió criarlos hasta un nivel de coraje tan alto, que por su extraordinaria bravura, porte y trapío fueran indultados en la plaza. Hasta en siete ocasiones lo consiguió. Algo verdaderamente extraordinario.
Dehesa La Marquesa, cerca de Vilches.

Aunque parezca mentira, a tan tierna edad los toros ya envisten con bastante mala leche.
En sus ratos libres María también susurraba a los caballos.
-El constructor que tenía alma. Érase una vez un constructor llamado Fernando Crespo. Un día Fernando compró unas casas con la intención de demolerlas para hacer apartamentos. Pero mientras examinaba los trabajos de demolición, descubrió enterrada en escombros una antigua sinagoga medieval. Abandonando su proyecto inicial y endeudándose hasta las cejas, el empresario con alma decidió salvar la Sinagoga del Agua en el centro histórico de Úbeda, para disfrute de todo el que quiera pasar a verla.
Andrea Pezzini guia por Úbeda y Baeza en Artificis.