jueves, 20 de diciembre de 2012

Playas escondidas en invierno. Viaje por Asturias.

La Playa del Silencio es una de la dos playas escondidas de las que les hablaré hoy.

Cuando era pequeño, siempre que alguien me preguntaba si prefería la playa o la montaña respondía con la segunda opción. En mi mente, playa era sinónimo de las multitudes abarrotándose en verano. Sin embargo, en invierno las playas sufren -o tal vez sería más apropiado decir disfrutan- de una metamorfosis que las hace sumamente atractivas. La playa en invierno sí que me gusta, y mucho.

Ayer llegué a Asturias, donde voy a pasar unos días disfrutando de paisajes muy variados. Por la tarde estuve paseando por la costa, especialmente por un lugar con un nombre que difícilmente podría ser más evocador: la Playa del Silencio.

Es extraño hablar de silencio cuando estamos en el Cantábrico, un mar bravo por ser el extremo meridional del Atlántico Norte, un entorno donde es fácil presenciar el espectaculo de las olas rompiendo contra las rocas. Pero hay que tener en cuenta que esto es posible gracias a la morfología de esta playa, que queda cerrada en sus extremos por peñascos, que son como paréntesis que permiten al visitante afortunado hacer eso mismo en su viaje, o al vecino abstraerse de su rutina.

Cuando se camina por la Playa del Silencio el nombre deja de ser apropiado.

Pese a ser bastante conocida, esta playa sigue siendo solitaria por no tener acceso rodado (se llega caminando desde el pueblo de Castañeras) y ser de canto rodado. Estéticamente es de las playas que más me han gustado del litoral asturiano.

Justo antes de anochecer he tenido tiempo de visitar otra playa, más solitaria todavía y mucho menos conocida: es la playa de Oleiros, justo al este del pueblo de Salamir.

Para llegar hay que dejar el coche en la carretera y caminar unos 15 minutos por el interior de un bosque de pinos. Finalmente hay que bajar unas escaleras que nos permiten salvar el acantilado. Esta pequeña dificultad de acceso lejos de ser un inconveniente es lo que la ha mantenido a salvo de las multitudes, incluso en verano.

De esta playa me ha gustado especialmente el hecho de que cuenta con un riachuelo que la corta en dos.

El camino por el que se accede a la Playa de Oleiros. Un secreto del que disfrutan sus vecinos.

La de Oleiros es una de las playas más escondidas del litoral asturiano.

Yo me quedaría con estas dos, pero entiendo que hay gente que le gusta tener cerca la civilización. Para esos casos existen playas como la de San Pedro de la Ribera, que cuenta con un camping homónimo. Además es de arena y dispone de un pequeño campo de hierba para quien lo prefiera.

A pocos kilómetros, la cercana playa de la Concha de Artedo, es otra opción civilizada que dispone de un hotel-restaurante (el Mariño). Restaurante, por cierto, en el que ofrecen unos lenguados de roca a la plancha de casi 60cm que son un motivo de visita en si mismos. Yo por poco no dejo ni la espina.

Aquellos de ustedes que me conocen tal vez se preguntarán si he hecho alguna foto de los cielos estrellados. La respuesta es afirmativa. Pese a que la noche comenzó lloviendo, al final he podido aprovechar la última hora. He conseguido alguna cosa interesante. En los próximos días lo publicaré.

Prosigo mi viaje. En unos minutos cambio la playa por la montaña. Les mantendré informados.

10 comentarios:

Unknown dijo...

hay una playa que tiene cristales en vez de bolos y esta en antromero

la desanchá dijo...

A mí me gustan las playas sin gente y hoy el Tribunal Constitucional le ha dado un bofetón al gobierno ladrillero de mi región, salvando la Marina de Cope.

MartinAngelair dijo...

Aprendí muy pequeñita a nadar en un océano,...en la playa de un océano,


...con mis primos que tuvieron que aguantar después las clases del Náutico. (nadan bien,...yo lo hago también, respirando,... :)




No te creas,...tengo ese recuerdo muy mimado.




Recientemente llevaba tres años horizontal, y este verano he vuelto a nadar, y andar 'entre' playas.




El silencio de las playas es el que llevas contigo y compartes con ellas.


...al mínimo descuido te hacer querer,

...volver a querer,...aunque sea caminar.




(...las medidas de los peces son gratuitas y espero obvias,...y la montaña es un mundo que tengo que realmente descubrir,...y me apetece, aunque literalmente haya nacido en una)




Me gusta,...siempre,...como viajáis,




Feliz viaje, Jordi,... :)
B.

Pere Soler dijo...

Hola Jordi,
Buenos destinos has elegido para estas fiestas, yo estube 10 dias en la costa occidental y me quede con muchas ganas de mas.
Aprovecho para desearte unas felices fiestas.
Un abrazo!

Jordi Busqué dijo...

Francisco, tomo nota. Muchas gracias.

Jordi Busqué dijo...

Desanchá, por fin una buena noticia. Me alegro mucho!

Jordi Busqué dijo...

MartinAngelair, me alegro de que hayas podido volver a nadar. ¡Te envío muchos ánimos!

Jordi Busqué dijo...

Pere, tu tienes unas fotos excepcionales de costas. ¡Felices fiestas!

Marc dijo...

Que ganas de ir para allá... sólo estuve una vez en Astúrias cuando era pequeño, habrá que repetir...

Erna Ehlert dijo...

También me gustan los silencios en la naturaleza tanto como sus propios sonidos.
Cuando el oleaje juega con las piedras el sonido de estas entrechocando es muy bonito.