lunes, 18 de abril de 2011

Corvo, un cuervo en medio del Atlántico

Corvo cubierto de nubes al anochecer, visto desde la isla de Flores

El otro día les mostré la visión lejana de Corvo tras una tormenta crepuscular. Tras pasar unos días en la isla de Flores, esperando que el tiempo en Corvo mejorara y el mar se calmara lo suficiente para que la zodiac pudiese navegar con seguridad, por fin llegué a la isla de Corvo.

Ya en Corvo, al fondo la isla de Flores al atardecer.

La mayoría de viajeros que llegan a Corvo lo hacen en una visita de unas tres o cuatro horas. Llegan, se suben a un minibus que les lleva a la caldera y seguidamente vuelven al pueblo, donde tras un paseo que termina en el embarcadero o en el aeródromo regresan a Flores. Ya es mucho, la mayoría de personas que llegan a Azores prescinden de ambas islas por estar a unos 300 kilómetros del grupo central del archipiélago.

Vila do Corvo es el único pueblo de la isla. Fíjense en la pista de aterrizaje, si el piloto se despista aterriza en la calle mayor.

A mi las visitas con horarios me fastidian bastante. Me dificultan la posibilidad de experimentar el lugar y sentir el momento, y en un lugar así de aislado y tranquilo es algo fundamental. Así que decidí ir por mi cuenta y me quedé en la isla tres días. Dormía en mi tienda de campaña, que había instalado en lo alto de un pequeño acantilado con unas vistas estupendas a la cercana Flores.

Mi fantástica tienda de 1000 gramos. Sí, no es muy grande que digamos.

Una ventaja de la tienda de campaña es que uno escoge las vistas, y en ese viaje por Açores tuve bastantes: pasé 33 días seguidos haciendo acampada libre en el lugar que me parecía mejor.

Para cocinar llevaba un hornillo de queroseno, y en una gasolinera me guardaban el combustible para no tener que cargarlo en cuanto cambiaba la tienda de lugar. Al final lo acabé regalando porqué con una sola carga tuve para todo el viaje(*). Durante el día dejaba la tienda con todo el material dentro y nunca nadie me tocó nada.

Por la noche, desde el saco de dormir, veía la Vía Láctea sobre Flores

Con una población de poco más de 400 habitantes, Corvo es la menos poblada de las Azores. Ya saben que a mi me gusta la tranquilidad, y en Corvo hay mucha. El próximo día visitaremos el único pueblo de la isla, Vila do Corvo.

(*) Ya hace tiempo que me pasé al gas, principalmente por ser más limpio. El hornillo multicombustibles (funciona con todo lo que le eches, incluso gasolina) lo sigo teniendo, pero ya no lo uso. Aprovecho para decir que está en venta. Es un MSR XGK-II preparado para ir al Himalaya, prácticamente infalible. Nuevo cuesta una pasta y de segunda mano también, pero menos.

12 comentarios:

Pere Soler dijo...

Ni en coneixia l'existència d'aquesta illa, m'ha agradat molt aquesta entrada Jordi.
Gràcies per compartir aquestes experiències... i afotUs!!! ;)
Salut!

JC dijo...

Qué fotos más bonitas. Me gusta especialmente la segunda, tienda de campaña incluida.

Será que tengo debilidad por los molinos.

Oriol Clavera dijo...

Bons records em porta aquesta entrada teva sobre Corvo, Jordi. Jo també vaig estar un mes per les Açores, tot i que a Corvo vaig ser dels que hi van un sol dia. Sempre he pensat que m'agradaria tornar-hi i allargar-hi l'estada. Qui sap!

MartinAngelair dijo...

Apetece quedarse más de tres días.



...y ese cielo que tenías para dormirte.




Besos.
B.N.C.J.

Jordi Busqué dijo...

Pere, doncs pren-ne nota perquè val la pena.

Jordi Busqué dijo...

JC, ¡la has visto!

Jordi Busqué dijo...

Oriol, probablement hi tornis. Jo he anat dos cops a les Açores i si no em moro abans es probable que hi torni.

Jordi Busqué dijo...

MartinAngelair, pues sí, hay tanta cosa por ver...

Andrés dijo...

A mi también me gusta la foto de la tienda, aunque todas están muy bien.
La isla de Corvo creo que no se me olvidará fácilmente. ;)

Jordi Busqué dijo...

Andrés, ocurre que hay DOS fotos de la tienda! Fíjate en lo que dice JC.

Andrés dijo...

jaja, qué ojo tiene JC!! no me extraña que vaya ganando la liga ;)

Como habrás imaginado, yo me refería a la segunda foto de la tienda, o sea, la cuarta. Es de esas fotos que me apetece encontrarme dentro de ella.

Jordi Busqué dijo...

Sí Andrés, yo pensé que nadie se daría cuenta.