Los iconos y la desaparición temporal de Tío Pepe de la Puerta del Sol de Madrid

Ayer, y por primera vez en 74 años, cuando salió el Sol en Madrid no encontró a la botella negra con chaquetilla roja de curro, sombrero cordobés y guitarra -el Tío Pepe-, en lo alto del antiguo Hotel París de la plaza Puerta del Sol.

No es que el cartel luminoso haya sido retirado en cumplimiento de la nueva ordenanza de publicidad exterior -ha sido indultado por considerarse que tiene valor histórico-, sino para protegerlo mientras dura la rehabilitación del edificio, que al parecer volverá a ser un hotel.

Que un logotipo se convierta en icono -no digamos ya de valor histórico-, es algo que hoy en día no tiene precio. Las modernas compañías pagarían millones a un diseñador gráfico para crear algo así. Pero eso es tremendamente complicado.

¿Existe una receta para crear algo que caiga en grácia? Probablemente no, pero yo creo que algunos rasgos si que deben poder responder a una fórmula. Pienso que existen bastantes puntos en común con lo que hay que saber para crear una buena fotografía.


El Tío Pepe fue mérito de Luis Pérez Solero, dibujante y uno de los primeros publicistas del país, que en 1935 lo creó con motivo del centenario de las bodegas González Byass. Desde 1937 el cartel luminoso corona la plaza madrileña.

Ahora se dice que en los bajos del edificio una compañía con un logo en forma de manzana -y que para algunos más bien parece un icono sagrado-, abrirá una tienda. Curioso lugar para una empresa tan obsesionada con el márqueting. Esperemos que no aprovechen la ausencia para colocar su símbolo. No lo creo, me parece que la instalación de iconos religiosos en lugares públicos está prohibida.