jueves, 4 de marzo de 2010

Por el Lago Fagnano

Orilla del lago Fagnano en calma.

Caminando por los bosques de la Reserva Provincial Laguna Negra, cerca del lago Fagnano, se me hizo tarde. Ya empezaba a oscurecer y debía regresar al camping Hain de Roberto Berbel, el Einstein de Tierra del Fuego, del que tal vez un día les cuente algo.

Había pasado buena parte del día explorando la orilla del lago, caminando en el bosque y observando las numerosas castoreras y sus habitantes. Descendientes de un puñado de ejemplares canadienses que se soltaron hace más de medio siglo, los castores se han convertido en una plaga muy dañina en toda Tierra del Fuego, destrozando miles de árboles para construir sus diques.

Una de las muchas castoreras que se encuentran por la zona y en toda Tierra del Fuego.

La cuestión es que me encontraba muy bien allí y me daba pereza volver. Así que iba caminando muy despacio. Era bien entrada la hora crepuscular, con el paisaje en penumbra, cosa que acentuaba la sensación de misterio del bosque. Al pasar unos árboles apareció un caballo blanco que parecía salido de una leyenda. Me quedé un buen rato, hasta que casi no se veía nada. Al final, como no llevaba linterna, decidí regresar antes de que fuera noche cerrada.

El caballo fantasma.

Al salir del bosque y llegar a la orilla del lago, el ambiente era más claro. Seguí caminando siguiendo la orilla durante una hora más, aproximadamente. Hacía viento y las aguas estaban muy agitadas, y eso que antes de salir estaban totalmente calmas.

El Fagnano con sus aguas agitadas.

El Fagnano, que tiene solo unos pocos kilómetros de anchura pero casi 100 kilómetros de largo, es el lago de las mil caras y puede cambiar totalmente en unos pocos minutos, haciendo peligrosa su navegación.

A la mañana siguiente regresé al bosque y vi este pájaro carpintero.

11 comentarios:

MartinAngelair dijo...

Tan sólo hace dos años que leo, a propósito,...poesía,...y he llegado a respirarla, pero,...


...lo que me robaba aliento siempre fue la épica fantástica.




En épocas de estudio intensivo, empapelaba paredes con gráficos y guiones de la materia en cuestión para seguirla coherentemente,...(y sí, felizmente).


...al lado,...siempre, había otra pared vestida con la Magia de la historia que en ese momento, me robaba,...(y sí, felizmente).






Esta entrada es de épica fantástica.





(...ha sido una buena sobremesa...)







B.T.C.J.
Beso.

Andrés dijo...

La foto del caballo blanco es excelente! casi sobrenatural... sobre todo, si el caballo tuviera un cuerno que le saliera de la frente...
Tierra de fuego es un lugar de esos que me gustaría visitar algún día. Gracias por darme una razón más para ir.

frikosal dijo...

Si, a mi también me pareció un unicornio. Sabe usted que algunos unicornios son indetectables porque al carecer de cuerno parecen caballos?

Jordi Busqué dijo...

MartinAngelair, eres muy amable. Y no es la primera vez que nos hablas de tus paredes :-)

Jordi Busqué dijo...

Andres, tienes razón con lo del unicornio. También yo lo pensé.

Jordi Busqué dijo...

Frikosal, pero es que el unicornio además tiene barba de chivo y las pezuñas divididas en dos!

frikosal dijo...

Mmm, siempre tiene que haber un detalle que lo fastidie todo
:)

treehugger dijo...

Magnifica entrada, de las que mas me ha gustado...

Jordi Busqué dijo...

Gracias Treehugher, me alegro de que te haya gustado :-)

igniszz dijo...

Qué pasada, la foto del caballo parece del señor de los anillos.
Tuviste un buén complice, jeje.
Saludos.

Jordi Busqué dijo...

Sí Igniszz, gracias. Fue una buena sorpresa.