lunes, 19 de julio de 2010

Salir de pesca según Sergio Larraín

Por el blog de Navia -que a su vez se entera por el de Juan Plaza-, el viernes por la noche me enteré de la carta que el gran fotógrafo chileno Sergio Larraín, le escribió a su sobrino en 1982, cuando éste le dijo que quería ser fotógrafo.

Inspirado por ella -les recomiendo que la lean, la reproduzco más abajo-, decidí salir a pescar fotos la mañana del sábado. Como me acostumbra a pasar, acabé con muchas fotos con perros, como Elliott Erwitt. Estas las guardo para otra entrada -aunque una sí que la pongo-. Pero de todas formas, entre los párrafos de la carta de Sergio Larraín intercalo parte de mi modesta pesca de esa mañana de hace dos días. No sean excesivamente críticos, ¡son solamente parte de las fotos que tomé en poco más de hora y media! Lo interesante aquí es que lean la carta:

"Lo primero de todo es tener una maquina que a uno le guste, la que más le guste a uno. Porque se trata de estar contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos, y el instrumento es clave para el que hace un oficio. Y que sea el mínimo, lo indispensable y nada más. Segundo tener una ampliadora a su gusto, la más rica y simple posible. En 35mm la más chica que fabrica Leitz es la mejor, te dura para toda la vida.


El juego es partir a la aventura. Como un velero, soltar velas, ir a Valparaíso o a Chiloé o por las calles todo el día, vagar y vagar, por partes desconocidas y sentarse cuando uno esté cansado debajo de un árbol, comprar un plátano o unos panes. Y así, tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque y mirar, dibujar también, y mirar. Salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, dejarse llevar por el gusto. Mucho ir de una parte a otra, por donde te vaya tincando.
De a poco vas encontrando cosas, y te van viniendo imágenes, como apariciones, las tomas.

Luego que has vuelto a la casa, revelas, copias y empiezas a mirar lo que has pescado. Todos los peces. Y los pones con un scotch al muro. Los copias en hojitas tamaño postal y los miras. Después, empiezas a jugar con las "eles", a buscar cortes, a encuadrar; y vas aprendiendo composición, geometría, vas encuadrando perfecto con las "eles" y amplias lo que has encuadrado y lo dejas en la pared. Así vas mirando, para ir viendo.

Cuando se te hace seguro que una foto es mala, al canasto altiro. La mejor la subes un poco más alto en la pared. Al final guardas las buenas y nada más. Guardar lo mediocre te estanca en lo mediocre. En el tope nada más lo que se guarda, lo demás se bota, porque uno carga en la psique todo lo que retiene. Luego haces gimnasia, te entretienes en otras cosas y no te preocupas más.


Empiezas a mirar el trabajo de otros fotógrafos y a buscar lo bueno en todo lo que encuentras; libros, revistas, etc. Y sacas lo mejor, y si puedes recortar, sacas lo bueno y lo vas pegando en la pared, al lado de lo tuyo. Y si no puedes recortar, abres el libro o la revista en las páginas de las cosas buenas y lo dejas abierto en exposición. Luego lo dejas semanas, meses, mientras te dé. Uno se demora mucho en ver, pero poco a poco se te va entregando el secreto, y vas viendo lo que es bueno y la profundidad de cada cosa. Sigues viviendo tranquilo, dibujas un poco, sales a pasear. Y nunca fuerces la salida a tomar fotos, porque se pierde la poesía, la vida que ello tiene, se enferma, es como forzar el amor o la amistad, no se puede.


Cuando te vuelve a nacer, puedes partir en otro viaje, otro vagabundeo a Puerto Aguirre, puedes bajar al Baker a caballo hasta los ventisqueros desde Aysén. Valparaíso es siempre una maravilla, es perderse en la magia, es perderse unos días dándose vueltas por los cerros y las calles, y durmiendo en saco de dormir en algún lado en la noche.


Y muy metido en la realidad, nadando bajo el agua, que nada convencional te distrae, te dejes llevar por las alpargatas lentito, como si estuvieras curado, por el gusto de mirar canturreando. Y lo que vaya apareciendo lo vas fotografiando, ya con más cuidado. Algo has aprendido con el componer y cortar, ya lo haces con la máquina y así se sigue, se llena de peces la carreta y vuelves a casa.


Aprendes foco, diafragma, primer plano, saturación, velocidad, etc. Aprendes a jugar con la máquina y sus posibilidades. Y vas juntando poesía, lo tuyo y lo de otros. Toma todo lo que encuentres bueno de los otros. Hazte una colección de cositas óptimas, un museíto en una carpeta. Sigue lo que es tú gusto y nada más. No le creas más que a tu gusto. Tu eres la vida y la vida es la que se escoge. Lo que no te guste a ti no lo veas, no sirve, tú eres el único criterio, pero ve de todos los demás.


Vas aprendiendo, cuando tengas una fotos realmente buenas, las amplías, haces una pequeño exposición o un librito, lo mandas a empastar, y con eso vas estableciendo un piso. Al mostrarlas te ubicas de lo que son según lo veas frente a los demás, ahí lo sientes.

Hacer una exposición es dar algo, como dar de comer. Es bueno para los demás que se les muestre algo hecho con trabajo y gusto, no es lucirse uno. Hace bien, es sano para todos y a ti te hace bien porque te va chequeando.

Bueno, con esto tienes para comenzar, es mucho vagabundeo, estar sentado debajo de un árbol en cualquier parte, es un andar solo por el universo. Uno nuevamente empieza a mirar. El mundo convencional te pone un biombo. Hay que salir de él durante el período de la fotografía."

13 comentarios:

frikosal dijo...

La de la muñeca, tela !

frikosal dijo...

"Se trata de estar contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos, y el instrumento es clave para el que hace un oficio. Y que sea el mínimo"

Esto es una gran verdad, yo si voy pensando que la cámara es una M ya no estoy a gusto. Siempre pensé que era un problema mío de inseguridad pero ya ves, tal vez no.

MartinAngelair dijo...

Quién dijo paredes?

...:)




Quizás por ello, y ya desde hace muchos años, siempre me sedujo la idea de ocupar techos con cuadros,...o fotografías.


...pero,...imagino que para disfrutar de 'ese techo', habría que calcular primero, o hallar en su caso, el ángulo perfecto, en la disposición adecuada a nuestros sentidos.





Muy bonita la carta de S.L.
(siempre sorprendes)




B.N.C.J.
Beso.

RAFA PÉREZ dijo...

Tiene toda la razón. Esa es la filosofía del acto fotográfico.

Jordi Busqué dijo...

Frikosal, creo que la mayoría de fotógrafos son muy maniáticos. Aunque estoy de acuerdo que es importante sentirse cómodo con la cámara. Personalmente me gustaría que fueran más pequeñas.

Jordi Busqué dijo...

MartinAngeleair, quizá tus fotos han ido subiendo tanto por la pared que han llegado al techo y ahí se han quedado.

Jordi Busqué dijo...

Rafa, a mi lo que más me gusta es lo de vagabundear por donde "me tinque".

igniszz dijo...

Y cuándo se puede vagabundear así? Hay que desprenderse de muchas capas.

Òscar Domínguez dijo...

Genial lo de "No le creas más que a tu gusto".
Es para llevarla encima e ir releyéndola de vez en cuando, especialmente, en momentos de desánimo... como un talismán... Gracias por compartirla :)

Jordi Busqué dijo...

Igniszz, ahora con las vacaciones llega una buena oportunidad para vagabundear.

Jordi Busqué dijo...

Òscar, en ciencia no existe el argumento de autoridad. Yo creo que debemos aplicarlo también a la fotografía.

MartinAngelair dijo...

Para ser sinceros, Jordi, no es así como tú lo dices.





A la vez que pienso, que debes echar mucho de menos tus hermosos cielos.






Un beso.
B.D.




Un beso,...a lo sin techo (

MartinAngelair dijo...

La última frase sobra,...:)



(como el capricho de hacer barajar por segunda vez a un trilero:)





B.