(Viene de la primera parte, donde paseamos por uno de los mayores acantilados de Europa)
Llegada a la isla en ferry
La
isla de Arranmore se encuentra a tan solo 25 minutos de ferry del oeste
de las costas de Donegal. Es una isla muy pequeña -unos 20 km²- que se
puede recorrer a pie en tan solo cuatro horas, gracias a una red de
senderos muy bien acondicionados.
Aquí viven poco más de 500 personas, aunque en verano la población se
duplica gracias al regreso de nativos que durante el año viven y
trabajan en tierra firme, a los turistas y a un número considerable de
estudiantes de gaélico que vienen a estudiar el idioma.
Esto último es un hecho destacable de Árainn Mhór -como se llama la isla en gaélico-, ya que es uno de los pocos territorios del país que conforma la Gaeltacht: las regiones donde el habla mayoritaria es el gaélico.
Esto último es un hecho destacable de Árainn Mhór -como se llama la isla en gaélico-, ya que es uno de los pocos territorios del país que conforma la Gaeltacht: las regiones donde el habla mayoritaria es el gaélico.
En el perímetro de Arranmore hay varias cuevas marinas, acantilados casi tan espectaculares como este y un faro.
Como en tantas islas pequeñas, aquí la vida funciona a un ritmo distinto
y el progreso también llega más despacio, algo que yo considero una
virtud. Aunque fue la primera de las islas del país en obtener conexión
eléctrica en 1957, los demás servicios tardaron lo indecible: El agua
corriente no llegó hasta mediados de la década de los 70 y el teléfono a finales de los
80!!
Las playas son de arena blanca
Aquí las alegrías y las penas se comparten. El caso más célebre
desgraciadamente fue una tragedia ocurrida en 1935: El Arranmore disaster, en que 19 habitantes de la isla -casi todos de la misma
familia, los Gallagher-, perecieron en un naufragio nocturno justo
enfrente de la isla. Toda la población sufrió el golpe como propio, y es un
suceso que todavía hoy en día se recuerda con mucha emotividad.
Bajo esta cruz yacen las víctimas del Arranmore disaster
Afortunadamente, la mayoría de cosas que suceden en Arranmore son
buenas. Y para compartir alegrías nada mejor que los pubs. El que hay
junto al embarcadero es como el salón de una casa. La gente se reune
para conversar, pasar el rato y lo que más me gusto: improvisar
música entre varios espontáneos. El acordeón, el violín, la flauta y la
guitarra pasan de unas manos a otras. ¡Aquí la gente sabe tocar no uno
sino varios instrumentos!
Ya ven que el vivir relativamente aislados hace que el sentido de comunidad sea muy grande. No es extraño entonces que haya media docena de pubs, que para
esos 500 habitantes... ¡multiplica por siete el promedio del país!
8 comentarios:
Certament es un lloc amb encant Jordi, segurament algun dia acabaré anant-hi, de moment em conformo amb el teu relats i els teus punts de vista per anant fent boca ;-)
Salut!
Un lugar maravilloso en el que retirarse a escribir y fotografía, ¿te imaginas, Jordi? Tenemos que volver, con menos stress y más tiempo para recorrer la isla a pie o en bici.
Un abrazo.
No es sorprendente el que un 'músico' sepa tocar más de un instrumento,
...pero para mí se hace especial el que sepan recibirlos de manos de otro 'músico cercano'.
Seguro que no les hace falta levantar la vista para saber quién es el que está tocando ese instrumento en particular.
(Estoy un poco cansada, más de lo que quisiera, para poder responder como se merece, a esta segunda 'parte' de tu viaje a Irlanda)
...y estoy convencida que volverás,...como realmente quieres volver,... :)
Besos.
B.N.C.J.
Se me hace la boca agua sólo de leerlo. Realmente las islas tienen ese encanto de ir más despacio que el resto.
Pere, és un lloc molt tranquil. Els cels no son massa bons, però.
JR, sí, hay que ir sin que se entere aquel señor, je, je.
MartinAngelair, muy buena apreciación.
Marc, efectivamente. Encima, el interior de esta está bastante deshabitado.
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