No soy yo muy amante de las playas (de las llenas de bañistas, al menos.
Las playas solitarias sí que me gustan). Si a ustedes les pasa algo
parecido, tal vez les gustará leer esta entrada y las que le seguirán.
En ellas les mostraré algunas cosas que he visto estos días en Tenerife,
un destino que tiene mucho más que playas.
Hoy les presento las Minas de San José, en las Cañadas del Teide. Cuando llegué a ellas el paisaje me resultó familiar pero extraño al mismo tiempo: Yo había visto algo así en otro lado, pero no en la Tierra, sino en Marte.
Las fotos que los diferentes rover han ido enviando desde el planeta rojo en los últimos años podrían ser fotos de aquí y sería complicado encontrar la diferencia. El parecido es tal que la NASA y la ESA han hecho aquí varias pruebas de los vehículos antes mencionados.
Hoy les presento las Minas de San José, en las Cañadas del Teide. Cuando llegué a ellas el paisaje me resultó familiar pero extraño al mismo tiempo: Yo había visto algo así en otro lado, pero no en la Tierra, sino en Marte.
Las fotos que los diferentes rover han ido enviando desde el planeta rojo en los últimos años podrían ser fotos de aquí y sería complicado encontrar la diferencia. El parecido es tal que la NASA y la ESA han hecho aquí varias pruebas de los vehículos antes mencionados.
Imaginándome en Marte, pero con el placer de poder respirar oxigeno,
avanzo sobre el suelo requemado. Noto el crujir de la grava volcánica
bajo mis pies. A mediodía el Sol es aplastante, por lo que decido
regresar al final de la tarde.
Ya con el Sol cerca del horizonte se forman largas sombras que acentúan el relieve del entorno. Las rocas son ásperas y filosas, hay que ir con cuidado para no arañarse, pero el espectáculo es sobrecojedor.
Cuando por fin el Sol se ocultó, el paisaje tomó un ligero tono azulado y se tornó mucho más suave por la ausencia de sombras. No se escuchaba ni el menor ruido.
Ya que estaba allí a esa hora, supongo que imaginan que no pude resistir ver como era el lugar de noche, ¿verdad?
Ya con el Sol cerca del horizonte se forman largas sombras que acentúan el relieve del entorno. Las rocas son ásperas y filosas, hay que ir con cuidado para no arañarse, pero el espectáculo es sobrecojedor.
Cuando por fin el Sol se ocultó, el paisaje tomó un ligero tono azulado y se tornó mucho más suave por la ausencia de sombras. No se escuchaba ni el menor ruido.
Ya que estaba allí a esa hora, supongo que imaginan que no pude resistir ver como era el lugar de noche, ¿verdad?
6 comentarios:
Hola Jordi, muy interesante tu blog. Espero visitar Tenerife proximamente y ver algunos sitios como este que presentas, tiene que ser espectacular. Un saludo!
De las grutas de San José,
...a las minas de San José.
Este fin de semana me enteré de esta noticia,... y al saberte ya en Tenerife, al momento exclamé (y en voz alta eh!): Buenoooo!!!
:)
(Ayyy esas playas desiertas!)
Un beso
B.N.C.J.
Curioso, porque esta misma semana estuvieron miembros de la Agencia Espacial Europea probando un rover que quieren mandar a Marte. Aquí hay más info:
http://www.diariodeavisos.com/2012/09/15/actualidad/minas-marcianas-del-teide/
Lock, vi su furgoneta aparcada en el Parador, pero no el rover.
Aqui hay un video interesante que habla del tema. Saludos
http://www.youtube.com/watch?v=DjOMlKMETIU
Gracias Anónimo, muy interesante.
Publicar un comentario